miércoles, 15 de marzo de 2017

Educadores varones. La aguja en el pajar.

¿Qué opináis vosotros? ¿Y vosotras?

Haberlos haylos, pero siguen siendo pocos. Tradicionalmente, el cuidado y atención de los más pequeños ha sido cosa de las madres y quizá por ello la educación infantil es un sector tan feminizado. Las inercias tiran mucho, y cuando se cambian “no es nada fácil”, asegura Gonzalo Flecha, docente de la EEI La Cigüeña María (Las Rozas). “Costó mucho que mi familia entendiera que quería dedicarme a esto. Seguimos siendo excepciones y choca. Hay que dar mil explicaciones porque tampoco se entiende ni conoce bien en qué consiste la educación en estos primeros años. Tal vez a nosotros nos cueste un poco más centrarnos cuando empezamos, pero es indudable que luego no hay diferencias. Todos aportamos y todos enriquecemos, cada cual desde su perfil. Yo agradezco mucho vivir en un mundo de mujeres y tener un trabajo que me resulta tan emocionante, algo que depende de la forma de mirar al niño; si partes de sus capacidades y de su potencial, es algo interesantísimo, ilimitado. Si le ves como un ser indefenso, que debes proteger, entonces esto pasa a ser duro. Cuestión de criterio. Pero puede ser muy gratificante”.

Guillermo Herrero, director de El Alba (Acacias), aunque llegó a la profesión “de rebote”, reconoce que “una vez que entras, cuesta salir; atrapa”. Considera que no hay más chicos “por puro desconocimiento”. “Los que estamos damos más visibilidad a la figura del educador, aparte de trasladar la diversidad social al aula. Lo importante no es quién hace, sino cómo”.


Desde Las Nubes, Ana Galán se confiesa “encantada de tener compañeros, en 12 años solo he tenido cuatro, pero si esto deja de ser una cosa de mujeres, seguro que los sueldos también mejoran”.

3 comentarios:

  1. Es motivador saber que cada vez más hombres se dedican a la educación infantil. Como todo cambio lleva su tiempo, pero la capacidad para dedicarse a esta profesión tan complicada a la vez que gratificante es la misma sin distinción de género. Desde mi punto de vista, un maestro, hoy en día, tiene que trabajar más para demostrar el famoso "si vale", algo con lo que no estoy de acuerdo.
    He tenido el placer de trabajar en un colegio en el que había 2 maestros y desde luego, el trabajo de ambos era innovador y original, tanto como lo puede ser el de una maestra. Por lo que animo a los hombres que si en realidad les gusta esta profesión, no se desvíen por el tópico "es una profesión de mujeres". Puesto que por lo que he vivido, aseguro que sus alumnos y alumnas estaban felices, tanto o más como si tuviesen una maestra.

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  2. El papel del hombre, especialmente en la etapa de educación infantil, es a menudo un hecho anecdótico, ya que sigue siendo una profesión típicamente femenina. Considero que los estereotipos y prejuicios de género que continúan existiendo llevan a los niños y niñas a elegir profesiones determinadas más por sus características biológicas que por sus gustos. El papel del educador varón es necesario, ya que como señala el texto, enriquece el contexto educativo, generando una realidad más diversa.
    Me resulta llamativo no obstante, que con la proporción tan desigualdad de hombres y mujeres que hay en esta profesión, sigan siendo los varones los que llegan con más frecuencia a los puestos directivos, así como el hecho de que con su inserción en este campo, favorecería un aumento de sueldo (como señala Ana Galán). Es necesario eliminar ya estos valores, luchar porque tanto el hombre como la mujer tengan el papel que les corresponde y puedan desarrollarse profesionalmente con independencia de su género.

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  3. Sin duda los hombres tienen muchísimo que aportar también a la educación infantil, y la labor tanto de hombres como mujeres, con la debida preparación e implicación, es igual de buena.

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